JOEL 2:23



POR DULCE BAMBINA

Todos hemos intentado alguna vez cultivar algún fruto o legumbre, sabemos la importancia de una irrigación adecuada. Hay muchos elementos que afectan el desarrollo de una cosecha, pero quizás el mas crucial es la cantidad de de agua que recibe.

Para los habitantes de Palestina cuya economía dependía en gran medida del cultivo, el tema de las lluvias siempre era importante. En el mundo antiguo la caída de las lluvias era en efecto un motivo de alegría y de gozo, la lluvia temprana caía en el otoño y contribuía a la germinación de la semilla,  la lluvia caía en la primavera y hacia madurar la cosecha;  la promesa implícita era que Dios se ocuparía de su pueblo por medio de lo obra del Espíritu Santo, y esta  lluvia temprana se refería al derramamiento del Espíritu santo en el día de Pentecostés durante el tiempo del fin.

Que nos dice esta referencia a nosotros en forma personal?

Que el mismo que comenzó en nosotros la obra de la salvación la llevara a su consumación según  Filipenses 1.6

También nos sugiere que hay un proceso de crecimiento espiritual, ya que nadie nace como un cristiano maduro. La semilla germina, surgen las hojas, se fortalece el tallo, se inician cambios reproductivos y se producen frutos. nada de eso puede ocurrir sin el agua del Espíritu santo,  es mas; el crecimiento depende de la irrigación que proviene de afuera de la planta.

Dios es quien prepara santos para los desafíos de los tiempos finales y Dios es quien nos ayudara hoy a crecer en nuestra experiencia personal como individuos.

El versículo de Joel contiene otro hecho notable:

La lluvia del Espíritu cae a su tiempo y cae abundantemente. La palabra hebrea que se utiliza en la segunda parte del texto es géshem que significa literalmente aguacero, que nos enseña que la ayuda de Dios viene en el momento preciso y siempre es suficiente para poder responder a nuestra necesidad.

DIOS LE BENDIGA